Verónica Canales muestra su orgullo frente a su ferretería, “Distribuidora Central”, en la provincia de Cañete, Perú, el miércoles 18 de octubre de 2018. (AtlasNetwork.org Fotografía/Rodrigo Abd)

Los coloridos puestos de fruta se alinean en las calles, el sabor de las especies variadas llena el aire, los taxis tuk tuk revolotean por los caminos de tierra en un caos ordenado, y los vendedores se apresuran a abrir sus tiendas para los ansiosos clientes.

Este es el Mercado Mayorista, situado en el corazón de la provincia de Cañete, a 70 millas de Lima.

El inmenso mercado cuenta con una amplia gama de productos, desde productos animales hasta ropa. Aquellos que tengan ganas de ingredientes frescos pueden elegir entre pasillos y pasillos de selecciones. Mientras tanto, hay muchas cosas que ver para los que simplemente pasean, como zapatos hechos a mano, joyas y chucherías peruanas.

Para el forastero promedio, este mercado parece como cualquier otro. En realidad, este enorme ejemplo de comercio a pequeña escala era imposible hasta hace muy poco. El Mercado Mayorista es un subproducto del recientemente renovado código fiscal peruano.

“Para las pequeñas empresas, el pago de impuestos es una carga enorme”, dice José Ignacio Beteta, presidente de la Asociación de Contribuyentes del Perú, con sede en Lima, una organización de protección de los contribuyentes que estuvo muy involucrada en las reformas que condujeron a los cambios. “No es sólo porque algunos impuestos son excesivos, sino porque el proceso de pago es difícil y agotador”.

Una de las tiendas del Mercado Mayorista es Distribuidora Central, una ferretería que pertenece a Verónica Canales, quien es una de las muchas beneficiadas por el cambio del código tributario.

El alto costo de mantener un negocio en Perú ya es pesado, pero para una mujer dueña de una ferretería -una profesión dominada mayormente por hombres- Verónica sabía que tendría que trabajar el doble para tener éxito.

El alto costo de mantener un negocio en Perú ya es oneroso, pero para una mujer dueña de una ferretería -una profesión dominada mayormente por hombres- Verónica sabía que tendría que trabajar el doble para tener éxito. Sin embargo, su trabajo le apasionaba. Conocía su producto por haber trabajado durante años en una ferretería y sabía exactamente lo que necesitaban sus clientes: destornilladores, llaves inglesas, material de fontanería, pintura. Todo lo que uno espera encontrar en cualquier tienda de mejoras para el hogar bien surtida.

Y lo que es más importante, conocía su cadena de suministro y sabía que podía ofrecer productos de calidad a precios justos. En un mercado competitivo, Verónica quería ser capaz de mantenerse a flote. Sin embargo, nunca imaginó que podría poner en marcha su propio negocio hasta que conectó con el equipo de José y utilizó sus conocimientos sobre productos, clientes y proveedores para abrir su pequeña tienda en 2017.

Verónica participó en “Impulsa Perú”, un programa promovido por el equipo de José enfocado en empoderar a las pequeñas empresas y a las nuevas empresas ayudándolas a navegar por el sistema tributario. Anteriormente, el gobierno exigía a los propietarios de empresas que pagaran impuestos mucho antes de recibir el pago de quienes compraban sus productos, lo que hacía imposible producir ingresos constantes.

“Es oneroso e injusto”, señala José.

Este sistema era tan complejo que muchas empresas operaban ilegalmente o se negaban a expandirse para evitar la aplastante carga financiera que la economía formal les imponía.

José y su equipo de la Asociación de Contribuyentes del Perú habían visto de primera mano cómo los empresarios tenían problemas con los impuestos, e intervinieron para ayudar. Trabajando directamente con la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT), abogaron por soluciones sencillas y eficaces que pudieran ayudar a los pequeños empresarios como Verónica.

Tras años de sentarse a la mesa con los responsables de la toma de decisiones y discutir temas, reformas y recomendaciones, el centro de pensamiento de José se convirtió en la voz de las pequeñas empresas víctimas del duro código tributario. Con su ayuda, el gobierno peruano decidió dejar que los empresarios pagaran sus impuestos después de haber recibido el pago de sus productos.

Aunque esta solución parece una reforma obvia y sencilla, ha cambiado la vida de muchos empresarios actuales y futuros en Perú. Gracias a la labor de la Asociación de Contribuyentes del Perú, Verónica y otros pequeños empresarios están prosperando en un clima más favorable para los negocios. Y el Mercado Mayorista -donde floristerías, jugueterías, carnicerías, ferreterías y docenas de pequeños negocios están echando raíces- es un lugar central para su comunidad.

Traducción al español de IDEAS Labs.

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