Inevitable evolución del sector eléctrico

Durante décadas, el negocio eléctrico ha tenido a los clientes como sujetos pasivos y cautivos, construyendo una relación lineal de provisión desde la generación hasta el consumo, pasando por la transmisión, distribución y comercialización.

Esto ha empezado a modificarse, y para siempre, con el advenimiento de los cambios tecnológicos que le permiten al cliente interactuar con el sistema eléctrico, atender parcial o totalmente sus necesidades (incluyendo su propio respaldo), y sacar provecho de las opciones tarifarias y de red.

Un ejemplo claro lo vemos con la noticia de La Nación titulada: Alto costo de luz lleva a empresa a poner baterías y paneles, ajuste le ahorra $41.000 al mes.  Una empresa que, consiente de su requerimiento competitivo, busca la forma de disminuir sus costos en un insumo fundamental para su producción: la electricidad.

Se refleja la disputa disruptiva entre la red y el nuevo actor: el “prosumidor” (una combinación entre consumidor y auto productor de energía).  Y esta discrepancia, que llegó para quedarse, está transformando todo el sector eléctrico.

El titular de la noticia retrata bien la decisión a la que es llevada la empresa, pues se ve forzada a adoptar esos cambios so pena de quedar fuera del mercado en el cual compite internacionalmente.  Debe incurrir en una actividad que no está en el corazón de su negocio, debido a que la red no le ofrece un servicio eléctrico competitivo.

La empresa no toma esa decisión para ser más renovable en este insumo, pues la electricidad en Costa Rica se atiende, en más de un 99 %, con energía limpia.  Tampoco es para resolver un problema de cobertura, pues el país cubre más del 99% del territorio nacional con el sistema interconectado.  Es básicamente por un tema de costos.  La red eléctrica, no de ahora, sino desde hace años, no le brinda a sus abonados una solución a ese problema.  Y además los considera “clientes cautivos”.

Bueno, la tecnología ha empezado a brindar opciones y alternativas a esos necesitados clientes.  Ahora pueden aprovechar las diferencias de costo horario de tarifas, como en este caso, y reducir su pago por demanda en las horas punta con bancos de baterías.  Igualmente, ya existen alternativas que les permiten desconectarse del sistema de distribución por medio de una combinación de almacenamiento y paneles solares.  Los clientes ya no están cautivos.

Cuando un consumidor toma esas decisiones e instala su propia generación de energía, parcial o total, es dificilísimo regresarlo a la red eléctrica; no solo porque disfruta de su independencia y tiene un sistema propio que se amortiza en pocos años, sino porque el sistema eléctrico es muy lento para mejorar su oferta.  Es decir, para la red se perdió el cliente.

Hace 25 años se hizo la primera propuesta de una Ley General de Electricidad, y el país no ha avanzado en ese debate, manteniendo el status quo y efectuando cambios poco menos que cosméticos en la normativa correspondiente.  Seguimos anclados en un monopolio de hecho, con atisbos de comprador único, cuando el mundo varió a mercados mayoristas y minoristas en competencia, prosumidores con micro redes apoyándose y apoyando al sistema, y sobre todo emitiendo una señal de precio para la electricidad que permita su mejor aprovechamiento económico.

Afortunadamente para el consumidor, el cambio es inevitable y está marcado por la evolución tecnológica.  Y la sociedad deberá resolver la mezcla correcta entre red vs. prosumidor.  Para eso, en vez de preocuparse solo por los activos del sector eléctrico, los tomadores de decisión deberán preocuparse por el usuario que ha salido de su cautiverio, poner al consumidor en el centro del debate, y legislar para que el sistema eléctrico se vuelva eficiente y competitivo, ofreciendo al cliente una solución para este fundamental insumo.

Y se debe olvidar la época en que este debate se volvía interminable, o se metía en el congelador; pues ha quedado demostrado que la velocidad de decisión de la red es muy lenta, mientras que la velocidad de decisión de un prosumidor, que puede ser un industrial como en el caso de la noticia de La Nación, o alguien del sector residencial o comercial, es muy rápida.  La tecnología no espera ni pide permiso, y los usuarios, ahora más informados y exigentes, requieren respuestas y soluciones.

A nivel legislativo, ya se ha avanzado con legislaciones como la de recursos distribuidos o la de promoción del hidrógeno verde.  En trámite, existen los expedientes de exportación de electricidad al mercado centroamericano y venta de generación privada a distribuidoras.  Y será fundamental incorporar proyectos que aseguren la autonomía del Centro Nacional de Control de Energía (CENCE), el despacho económico, el fortalecimiento de la rectoría eléctrica, la apertura del mercado energético y la contratación de toda la demanda mediante licitaciones o subastas.  Así, se mejorará la seguridad jurídica y la participación de los actores en procesos transparentes y competitivos, cuyo norte implicará el beneficio del usuario final y la reducción de costos y tarifas.

Mario Alvarado Mora

Director Ejecutivo

Asociación Costarricense de Productores de Electricidad (ACOPE)

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